Translate

viernes, 16 de mayo de 2008

Ferrescas






Ferreres, el conocido viñetista del Periódico de Cataluña, con motivo del sesenta aniversario. Hay enconos tan persistentes como la memoria en la pituitaria de ciertos aromas fétidos.
13 de Mayo 2008

Una anterior

Y la equidistante editorial de El Mundo



60 AÑOS DE CLAROSCUROS EN ISRAEL


Cuando el 14 de mayo de 1948 el líder sionista David Ben Gurion pronunció el discurso que proclamaba la independencia de Israel, pocos habrían apostado porque 60 años después líderes de todo el mundo se dieran cita en Jerusalén para conmemorar las primeras seis décadas de existencia del Estado judío. Pero es justo lo que ha sucedido estos días. Porque lo que entonces parecía un sueño inalcanzable, se ha tornado en una incuestionable realidad, la de que Israel es hoy una sólida y próspera nación, cuyo derecho a existir está sustentado en la legalidad y el apoyo mayoritario internacional, y, sobre todo, en la férrea voluntad de sus más de siete millones de habitantes.
No cabe sino felicitarse por la viabilidad del Estado israelí, lograda pese a tantos esfuerzos dirigidos a combatir las amenazas exteriores que, todavía en la actualidad, desean «borrarlo del mapa», como declaraba hace poco el presidente iraní. El hecho de que muchos países musulmanes sigan sin reconocer a Israel, sumado a que es el objetivo prioritario de los terroristas islámicos, complica hasta extremos insoportables la vida cotidiana de sus ciudadanos, obligados a forjar su identidad dentro de uno de los estados más militarizados del mundo.
Con todo, Israel se ha consolidado como el único país democrático que existe en la actualidad en Oriente Próximo, y su economía goza de una enorme fortaleza, aun careciendo de materias primas y superando el lastre de estar situado en una de las regiones más inestables del planeta.
Sin embargo, la conmemoración israelí está fuertemente empañada por el conflicto con los palestinos, que sigue enquistado y sin visos de solución. Vanos han resultado todos los esfuerzos para favorecer una paz definitiva, que pasa necesariamemente por la coexistencia de dos estados. Cierto es que en los últimos años han sido los islamistas de Hamas -en guerra civil latente con la propia Autoridad Nacional Palestina- quienes han boicoteado cualquier posibilidad de acuerdo, frente a una actitud mucho más flexible que la que tenían antaño los gobernantes israelíes. Pero su situación de superioridad obliga a Israel a comprometerse de forma más decidida aún con la búsqueda de fórmulas que hagan viable la existencia de Palestina como Estado.
Israel no puede hacer una defensa retórica de su régimen democrático. Debe respetar escrupulosamente los derechos humanos, y ello pasa por aceptar las resoluciones de Naciones Unidas y por acabar con las medidas que mantienen hoy a la mayor parte de la población civil palestina en unas condiciones infrahumanas. Israel goza hoy de un merecido respaldo de casi toda la comunidad internacional. Pero éste sólo será eficaz para su propia seguridad, y para la del planeta entero, si se logra al fin una paz que anhelamos desde hace ya nada menos que 60 años.






No hay comentarios: