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sábado, 2 de febrero de 2008

Memoria Nazi

Siguen las respuestas en la prensa al asunto del BNG. Arcadi Espada y David Gistau escriben en el diario El Mundo sendos artículos dignos de mención. Ambos son para suscriptores por lo que se los reproduciré integramente.

Señala Espada
http://www.elmundo.es/diario/opinion/2318295.html

“Nazis sigue habiendo en muchos países europeos; pero no creo que en ningún otro lugar haya tantos nazis sin conciencia de serlo” Estoy de acuerdo por el mismo motivo que aduce mas abajo” La península Ibérica fue el único lugar de Europa donde los nazis no fueron vencidos. Hoy siguen gozando de un gran respeto técnico.”

Gistau

http://www.elmundo.es/diario/opinion/2318306.html

¿ De qué se quejan?
“A esta izquierda de la que forma parte el BNG por supuesto le estorba el Holocausto. Porque, igual que Saramago, se irrita si ha de asumir que acaso sería Europa la que debería cargar con una culpa colectiva, y porque no consentirá que nada saque a los judíos del estereotipo culpable. Y como no puede negar el Holocausto, intenta neutralizarlo equiparándolo con conflictos que no son comparables y que le dan aún más juego si encima permiten prolongar la eterna criminalización de Israel. De qué se quejarán los judíos, ¿verdad?”


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Memoria nazi

ARCADI ESPADA


Un portavoz nacionalista se niega a condenar el llamado Holocausto, es decir, la destrucción nazi de los judíos europeos, porque el documento, que trataba de obtener el acuerdo de todos los grupos del Parlamento gallego, no incluye la condena del actual estado de Israel. La actitud del portavoz es vulgarmente racista. Dejemos a un lado la obvia inmoralidad de la comparación: sea cual sea el juicio que merezca la política del Estado de Israel es evidente que ninguno de sus líderes ha decidido el exterminio sistemático de determinados individuos en razón de su filiación étnica o religiosa. Pero lo más siniestro del razonamiento del portavoz es su previsión implícita: los padres judíos asesinados sólo recobrarán su dignidad cuando los hijos reconozcan que han sido a su vez asesinos. Al portavoz, en efecto, no le importa en absoluto que sean personas distintas las que murieron en Auschwitz o las que matan en Gaza. Al portavoz le importa la responsabilidad de la raza: y detecta un espeluznante equilibrio entre asesinados y asesinos que debe ponerse de manifiesto. Su actitud, que refleja perfectamente la estructura mental de un nacionalista, guarda una terrible simetría con la del judío que considera que Auschwitz redime a su pueblo de todos los crímenes futuros y que considera un simple arreglo de cuentas de la Historia que la venganza contra los nazis se materialice en el cuerpo de los palestinos.
La actitud del portavoz, sin embargo, es exponente de algo más, muy típicamente español. La laxa conciencia del genocidio. No hay otro país en Europa donde se tenga una percepción tan liviana de las atrocidades nazis y donde se asimile su naturaleza a la de cualquier otro crimen. Las resistencias del portavoz no son una anécdota. No lo son, tampoco, que en un foro nacionalista catalán (concretamente el de http://www.estat-catala.net/) un delincuente prescriba esta frase: «Boadella, a la cambra [cámara] de gas», sin que aparentemente le pase por la cabeza las consecuencias penales que puede tener esta frase. Nazis sigue habiendo en muchos países europeos; pero no creo que en ningún otro lugar haya tantos nazis sin conciencia de serlo. El débil reflejo del genocidio está vinculado a la Guerra Civil (los muertos propios y próximos ocuparon un gran espacio en la memoria) pero también a la Dictadura, que acabó por aniquilar la herencia común europea. La península Ibérica fue el único lugar de Europa donde los nazis no fueron vencidos. Hoy siguen gozando de un gran respeto técnico.
(Coda: «Porque necesariamente pensar Europa, es pensar la Shoah; o pensar la Shoah es pensar Europa. El pensamiento genocidiario nazi podía haber terminado destruyendo nuestro continente pero, a su vez, la conciencia del desastre ayudó a los pueblos europeos a unirse». Miguel Angel Moratinos, Día Oficial de la Memoria, 24 de enero de 2008.)

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AL ABORDAJE
De qué se quejan
DAVID GISTAU
Según la aclaración publicada ayer en la sección de cartas al director, el BNG quiso precisar que no se niega a que el Parlamento gallego condene el Holocausto. Sino que, para hacerlo, exige que el texto aprobado contenga también, así como de refilón y ya que estamos, una condena genérica al Estado de Israel. Es decir, a condición de que queden igualados en términos morales el propósito de borrar de la faz de la Tierra con métodos industriales a todo un pueblo -seis millones de muertos- y una guerra defensiva contra el terrorismo de Hamas en la que una nación cercada y condenada a muerte por su entorno intenta asegurar sus fronteras y a sus civiles.Hace tiempo que una izquierda recalcitrante intenta vaciar el Holocausto de su contenido trágico a base de equipararlo con Palestina. Es la frase de Saramago, el de la conciencia de guardia, cuando se refirió al Holocausto: «Estoy harto de pedir perdón». Desde el simulacro de juicio de Caifás a Cristo, en la cultura europea, influida por el cristianismo de un modo del que no siempre son conscientes quienes se ufanan de valores laicos, está incrustada la atribución de una culpa colectiva al pueblo judío. Las caricaturas narigudas y avarientas, así como los pogromos y el propio Holocausto, son en parte consecuencia de esto. Como lo son también del intento de cohesionar una nación nueva alrededor de una única religión oficial, caso de la expulsión por los Reyes Católicos, o del asalto a los cauces de poder y riqueza ocupados por la Diáspora, caso de la Solución Final.Lo paradójico es que el pensamiento de izquierda haya terminado siendo el depositario de este odio genético que hasta el final de la II Guerra Mundial estuvo relacionado con el racismo y el fascismo. Para encontrar un pretexto con el que limpiarse la conciencia, ha elevado a la categoría de buen salvaje al terrorismo islamista, procurando no preguntarse cuán ajenos a sus propios valores es la forma de vida que defiende éste -lapidaciones de adúlteras, ahorcamientos de homosexuales- y convenciéndose de que un judío es por definición un soldado que encañona a un niño por pura maldad natural, pero nunca un civil reventado por una bomba u obligado a existir bajo un granizo de misiles o amenazas tan paranoicas como las de Ahmadineyad.A esta izquierda de la que forma parte el BNG por supuesto le estorba el Holocausto. Porque, igual que Saramago, se irrita si ha de asumir que acaso sería Europa la que debería cargar con una culpa colectiva, y porque no consentirá que nada saque a los judíos del estereotipo culpable. Y como no puede negar el Holocausto, intenta neutralizarlo equiparándolo con conflictos que no son comparables y que le dan aún más juego si encima permiten prolongar la eterna criminalización de Israel. De qué se quejarán los judíos, ¿verdad?

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