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jueves, 27 de diciembre de 2007

Sonrian, por favor.

Estamos en plena tregua navideña, el flujo informativo baja e imbuidos de sentimientos de paz y de amor universal, nos damos apenas cuenta de la burbuja que nos aísla de la realidad, pese a flotar en vagos sentimientos mezcla de añoranzas y de tristezas. Según alertan los profesionales del ramo, en estas fechas aumentan las depresiones y el riesgo de suicidio crece.
Parece un contrasentido, sin embargo, es fácil constatar sencillamente hablando con los amigos.: el espíritu que tendría que tendría que manifestarse para estar en consonancia con estas fechas festivo y alegre, se muestra en muchos casos ligado a sentimientos de vacio y de tristeza

El año nuevo en el judío coincide también con un cambio estacional. Usa un calendario solilunar con meses de 28 días y correcciones a lo largo de 19 años, llamado año embolismal, un sistema de correción del error que introduce meses adicionales en lugar de un día adicional los años bisiestos. El principio de año siempre coincide con el final del verano. La celebración, sin embargo, tiene un sentido totalmente diferente al no conmemorar ninguna efeméride : es, aparte del sentido litúrgico, el testimonio de un cambio estacional en el que se hace el correspondiente balance de errores y aciertos y de introspección para evitar la repetición de los errores del año anterior.

Introspeción obligada o balance parecen marcar en uno y otro caso el cambio del dígito anual.
Una cosa tan simple como empezar la órbita solar en el punto en el que lo dejamos el año pasado y sin embargo: Balances, números rojos, depresiones, vacios. Y esa tregua de amor universal que acabará al día siguiente de Reyes cuando los periódicos nos devuelvan a la realidad.

Entre tanto sonrian con Chaplin.



Y sonrian sin Chaplin

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