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martes, 11 de diciembre de 2007

De la despenalización del Negacionismo

Reproduzco aquí una espléndida reflexión de Ana Nuño, publicada en El blog de Arcadi Espada sobre la visita de Duke y la reciente sentencia del Tribunal Constitucional de la que ya nos hemos hecho eco en varias entradas.




Querido,

Sobre si sí o no conviene tipificar como delito el negacionismo.

En tu artículo "¡Fuego!" (El Mundo, 05.12.07) metes el dedo en un par de llagas.

Una es la reciente sentencia que despenaliza en España la propagación de tesis negacionistas. (Sobre esto, remito más abajo, cerca del tobillo, a un apósito para rozaduras y otras llagas producidas por el mucho fatigar tópicos). Por ahora, algunas precisiones sobre la otra llaga, es decir sobre la reciente presentación en Madrid, Valladolid, Salamanca, Valencia y Barcelona del libro "Supremacismo judío. El poder judío en la sombra" (Ediciones Ojeda, Barcelona, 2007) por su autor, David Duke. Que animo a leer. Yo lo he hecho, del mismo modo que he leído, entre otros textos de género afín, "Mein Kampf". Del que, por cierto, recomiendo la reciente (2006) reedición en inglés, a cuenta de la editorial inglesa Educa Books. Buen aparato crítico y traducción. Y no sólo porque haya que leer "al enemigo", sino, tal y como están las cosas (vulgo Informe PISA 2006), porque hay que leer, a secas.

Así, pues, Duke. Aunque la prensa local insiste en presentarlo como "líder del Ku Klux Klan" (organización que integró a los 17 años y en la que creó la orden de los "Caballeros del Ku Klux Klan"), este señor abandonó el gang de las capuchas blancas hace más de un cuarto de siglo para fundar su propia estructura de difusión del racialismo blanco, que bautizó "National Association for the Advancement of White People". En transparente parodia del rótulo de la organización de defensa de los derechos civiles (entiéndase: de los derechos de los negros) más importante de USA.

Que los media españoles manejen referencias caducas no es algo que pueda extrañar. Tampoco que en un país donde los vocablos "judío" y "antisemitismo" siguen siendo tabú (es decir: donde se evita pronunciarlos y nadie se atreve a proclamar su querencia o rechazo de alguno de ellos). Conviene recordarlo, pues, y además decirlo en voz alta: David Duke no ha venido a España "en tanto que" ex líder del Klan, sino como lo que es desde hace al menos tres lustros: uno de los puntales del neoantisemitismo, basado por igual en la negación del Holocausto y la denuncia, a lo "Protocolos de los Sabios de Sión", de la "conspiración" (vulgo "lobby") judía mundial. Es precisamente en reconocimiento a esta labor que Duke fue seleccionado, junto con el gran negacionista francés Robert Faurisson, para presidir la “Conferencia Internacional sobre la Revisión de la Visión Global del Holocausto” celebrada en Teherán por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán los días 11 y 12 de diciembre de 2006.

Ahora, mi apósito para rozaduras varias. No sólo, es decir, para las ocasionadas por empeñarse en andar con zapatos de talla inferior al tamaño de los pies del caminador (o caminadora).

Responsable del inmoderado y continuado roce no es un desajuste entre el tipo de calzado y "la verdad" del camino, sino el pretender calzar a la moda cuando lo que se hace es transitar por el terreno, siempre accidentado, de "la realidad".

Tómese la legislación francesa (sin duda la más "pointue" en la materia). Lo que se penaliza en Francia no es que se niegue o pervierta "la verdad" (ni siquiera "una" verdad determinada), sino que se niegue o pervierta "la realidad" de los hechos acontecidos. No estamos aquí envueltos en la bruma (que nunca ocasiona roces) de las "verdades históricas", sino en la única materia de la que los sueños de justicia están hechos: la valoración de los sucesos y su tasación. Una tasación, por cierto, que es la más noble tarea de la Justicia (el poder e institución, o sea): deducir de lo realmente acontecido la estimación o desestimación de una causa con efectos punitivos.

Otra cosa es que el poder político y/o mediático traduzca el establecimiento de la realidad (o su perversión) en términos de verdad. Es lo suyo. El corazón ejecutivo y la aorta periodística tienden naruralmente a transformar en sentencias apodícticas (en pura hemoglobina) la frialdad neuronal de las leyes y las órdenes que éstas dictan a brazos y piernas judiciales.
Y lo dejo aquí. Para otra oportunidad: ¿por qué en España tiene más prestigio la verdad que la realidad?


Un beso,
Ana

Coda (copyright Arcadi Espada): "All fantasy should have a solid base in reality." Max Beerbohm

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