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miércoles, 28 de enero de 2009

Lo que vemos y no vemos de la guerra en imágenes















Podría y debería copiarles el artículo en el De Marcelo Birmajer que se pregunta en qué se parecen Vargas Llosa y Saramago . O bien el de Julián Schvindlerman :"las lecciones del Holocausto" para incidir en el artículo que les comenté ayer con ocasión del día instituido para la conmemoración del Holocausto que aquí en Catalunya, pese a performances, pistolas incluidas de las que solo disparan chorritos de agua terminó como en las comedias de Hollywoodesenses con un final feliz: la chica y el chico se casan. Pero yo no asistí, por decisión propia a ninguno de los fastos convocados al respecto. Ni en el acto convocado en un gélido patio de la Generalitat- entiendan que el Hemociclo está para sus señorias- ni en el de Plaza San Jaume. He decidido esperar a Yom Hashoa, por el calendario judío para darle la transcendencia que merece la memoria.

Hoy he pensado darle a la entrada un aire distinto , mas ligero e intrascendente. Las fotos son una pequeña concesión a la cultura de la imagen. No deja de sorprenderme el aspecto mediático del conflicto. Me comentaba mi hija adolescente que ha decido no hablar de este tema con sus amigos, que pese a que ella jamás inicia lo inicia, el otro día un amigo le dijo. " ¡Ya está bien! ¡ Os estais pasando!" Y eso a bocajarro, sin preámbulo. Dice, y no le falta razón, que no hay argumento que puedas contraponer. Empieza a constatar la dura realidad.¡Pobrecita!. Lo siento por ella, pero es mejor que aprenda desde ya la dura realidad. Y así se lo dije. Me miró con cara y triste e indignada. Y dime ¿ Qué culpa tengo yo de lo que pueda estar pasando en Israel? Buena pregunta, le dije. ¿ Es que soy yo la que ha entrado en Gaza? No menos cierto, asentí. ¿ Entonces? …¡ Ah!

Por si quieren quieren sumarse a la moda del pañuelito a cuadros en diversos colores


El Cascarrabias

martes 27 de enero de 2009
El pañuelito



Mandan cojones, con los chavalines y chavalinas de hoy.

Inundados por la mierda putrefacta que la ventana catódica les vomita en las meninges, los que no pasan de todo, apoyan las causas más peregrinas.

Hoy, cuatro niñitas bien han venido con un moquero palestino en el cuello a verme. Cuatro exalumnas, suele ser atípico que visiten alumnos que ya no lo son a antiguos profesores, pero, por alguna extraña razón, no es mi caso. A veces vienen a preguntarme cosas de la carrera, aunque ya no sea su profesor. Será que me ven inofensivo.

Como me daba que no tenían pastelera idea de lo que significaba, me ha dado por contárselo. Y de paso, el favor tan grande que Israel nos hace defendiéndose y defendiéndonos sin complejos.

Que llevar eso es lo mismo que llevar el pasamontañas etarra, que es un trapo que no utilizaría ni para fregar el WC.

Que llevan sangre inocente en el cuello.

Les pregunté si les gustaría que unos agilipollados con ese pañuelo pusieran más bombas como las del 11-M para reivindicar Al-Andalus.

Les pregunté si gozarían de su libertad como mujeres más entre los árabes o paseando por Tel Aviv, con masacres causadas por los palestinos incluidas.

Hasta les pregunté si llevarían una insignia de las SS, que compartía el mismo amor por el pueblo judio, que los torturadores que exhiben ese trapo.

Solo una lo llevaba por algo más que simple moda. Su novio la había convencido.

A mi me da que ese va a pasar frío las próximas noches.

Los cuatro pañuelos los encontré, cuando me fui a casa, en la papelera que hace esquina en la facultad.

Y al llegar a casa, tenia el correo de una de ellas que ¡ah!, si no fuera por el anonimato, pondría aquí.

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