A raíz de la elección de los miembros del gabinete del gobierno de Sarkozy, busqué documento sonoro en que poder ver a Rachida Dati ,mandé a Ana Nuño esta web con una entrevista de la recientemente nombrada Ministra de Justicia.
He aquí la entrevista:
Y el comentario de Ana Nuño que reproduzco
Rachida Dati. 42 años. Mujer. "Piel marrón", que es el horrendo eufemismo políticamente correcto que utilizan los gringos aficionados a los Gender Studies. Para no decir "musulmana". No vaya a ser que los civilizados en busca de alianzas se cabreen.Y además, hija de inmigrantes. Pobres, nada de emires nadando en petrodólares. Padre marroquí y albañil, madre argelina... y nada más. Madre. De 12 hijos. Nada menos.Rachida, pues, ha sido nombrada ministra de Justicia. En el país que inventó los derechos del hombre. Antes fue jueza. Y aún antes, auxiliar de clínica, auditora, empleada en dos bancos, funcionaria. Normal para una mujer, más si es hija de inmigrantes, por más que haya nacido en el muy galo Saint-Rémy, en Borgoña.
Quienes no se han movido de su lugar de origen y han nacido en familias autóctonas no tienen la más remota idea de lo que es abrirse camino en otro país, otra lengua, otra cultura. Si además son hombres, lo tienen casi imposible para comprender que las "carreras" y las "trayectorias profesionales" coherentes no son la regla en este mundo para la mayoría de los seres humanos, sino la excepción.
Además de su inteligencia, habilidad y tesón –qué duda cabe que está bien dotada de todas estas cualidades–, Rachida tuvo la suerte de nacer, no en Marruecos o Argelia, sino en Francia. De educarse, como ella misma recuerda en este vídeo, en la "escuela republicana francesa". Una institución que tiene por vocación no distinguir entre pieles blancas, marrones, negras o amarillas, entre confesiones religiosas o ateísmos, entre ningún rasgo heredado por el azar de la biología o la política. Más que una institución: el pilar sobre el que reposa la "patria de los derechos del hombre y el ciudadano".
Me sorprende que tantos comentaristas que han visto con buenos ojos el triunfo de Sarkozy no hayan dedicado ni una sola de sus floridas y sapientísimas glosas a esta mujer. No sé, nadie puede saber por ahora, si será buena, eficiente o meramente correcta esta nueva ministra de Justicia. Pero eso es lo de menos, como es lo de menos que "Condi" Rice sea una excelente o mediocre Secretaria de Estado del Imperio (otra que tal baila: nada menos). La noticia alentadora es que la demonizada derecha, en este inicio del siglo XXI post 11 de septiembre, ofrece a las mujeres, incluso a las musulmanas de origen o negras de piel, un rostro más humano y a la vez más inteligente que antaño.
Y a la vista de la estruendosa demagogia que la sedicente izquierda despliega en torno a los derechos de la mujer, un rostro también más humano e inteligente que el que la progresía presume de ostentar.(A propósito de la educación como instrumento de integración social, una anécdota. Recibí mi educación primaria en una escuela francesa. Cuando cumplí 10 años, mis padres pensaron que no estaba bien que, viviendo en Venezuela, no me integrara plenamente en este país, en el que había nacido. Así que me inscribieron en el mejor colegio laico de Caracas. Resultado de esta operación de trasvase escolar: los pedagogos venezolanos me obligaron a repetir dos cursos porque en un test de aptitud no fui capaz de acertar con la fecha correcta de la Batalla de Carabobo, que selló la independencia de Venezuela. A los maestros galos que tuve no se les ocurrió preguntarme si sabía quién era Vercingétorix, se limitaron a enseñármelo. Esta diferencia de actitud ante lo "simbólico" marca otra, más profunda, entre la cultura francesa y la hispánica en general.
(Si hoy en Cataluña no sabes quién es Guifré el Pilós o no afirmas que el Ebro es un "río catalán", lo tendrás crudo para avanzar socialmente. Miseria de la hispanidad. Grandeza de Francia.)
Ana Nuño
Gracias Ana